- Diego Mauricio Macana Roa - Mises Report
- Miércoles, 22 de Julio de 2020
Nicolás Morás: “La última esperanza de los liberales es resurgir desde nuestras raíces”
Entrevista a Nicolás Morás, periodista, divulgador y conferenciante argentino.
A sus 25 años reúne una amplia trayectoria en prensa gráfica, radio y televisión internacional y actualmente su canal de Youtube, Los Liberales, se ha convertido en el espacio de divulgación anarcoliberal más concurrido del mundo hispano.
Muchas gracias Nicolás por aceptar esta entrevista y brindarles a quien nos leen la posibilidad de conocerte y de saber tu visión y enfoque de lo que es el liberalismo, mucho más aun cuando en el actual contexto necesitamos de personas que tengan una visión amplia y a la vez precisa de lo que significa el liberalismo.
- Me gustaría primero preguntarte, ¿Quién es Nicolás Moras y como llegaste a las ideas de la libertad?
Soy un hombre orgulloso de haberme mantenido fiel a las convicciones libertarias desde que logré conquistar mi autonomía. Aquella etapa de mi vida implicó lidiar con el régimen tiránico de la “minoría de Edad”, que me hizo consciente de que el Estado Niñera no es otra cosa que el Estado Gendarme imponiéndose sobre la voluntad y los derechos de las personas.
Nunca supe vivir de acuerdo a las reglas impuestas por otros, y por esa razón entendí con 15 años que no hay nada más preciado para un ser humano que su soberanía individual, osea la potestad natural e inalienable sobre su cuerpo y sus bienes.
No existe sobre la tierra idea más venenosa que “El Estado somos Todos” y demás abstracciones delirantes cuyo único fin es disolver la única fuente real y posible de derecho y moralidad, que es el individuo.
Ejerzo el periodismo desde entonces, cuando mentí la edad para poder convertirme en el corresponsal más joven, desprolijo e irreverente que puedas imaginar. Siempre me guió un único norte: Defender la libertad y combatir a quienes abusan de ella, sea cual sea su discurso o extracción política.
He madurado intelectualmente, claro está, y espero seguir haciéndolo, pero los principios son los mismos de siempre, no se requiere ningún tipo de formación para comprender que cada quién es amo y señor de su vida y merece el mismo respeto que pretendes para vos.
Intento dar lo mejor de mí en el ámbito profesional, precisamente porque lo entiendo como una trinchera imprescindible en la gran guerra (atemporal y permanente) contra lo que Bastiat bautizó con maestría “La Esclavitud Mental”.
- Tengo entendido que de joven participabas en algunas agrupaciones liberales y lograste conocer a varias personas que hoy en día son líderes de opinión de estas ideas, pero luego por algunas circunstancias renunciaste a estos grupos, ¿Qué te llevo alejarte de estas agrupaciones y que me podrías decir de estas? ¿se le puede catalogar como agrupaciones que en verdad buscan difundir las ideas liberales o más bien tienen otros propósitos?
A los 16 años integré la “Juventud Liberal Latinoamericana Avance Liberal”, cuyo presuntuoso lema escondía uno de los tantos negociados burocráticos de la Fundación Friedrich Naumann.
¿En qué consisten estas iniciativas, infructuosas por definición?
En justificar la existencia de un lobby común y corriente, íntegramente financiado por impuestos robados a los alemanes. La Naumann (que responde al “Partido Liberal Demócrata” germano) reunía jóvenes becarios de distintos puntos del país de tanto en tanto, para que escuchen disertaciones risibles del estilo “El liberalismo es como un partido de fútbol” (Gustavo Lázzari dixit) para sacar fotografías, grabar algún que otro video grupal y devolvernos a nuestros hogares convencidos de que éramos superiores que nuestros pares progresistas o apolíticos.
Nada más. Absolutamente nada más. No hacíamos nada más que justificar la erogación de dinero expoliado, y fungir como pantalla distractoria mientras la Naumann cumplía su función tradicional:
Solventar la carrera de políticos especialmente pragmáticos y corruptos, como es el caso de la ex terrorista montonera devenida en estrella de la derecha policial, Patricia Bullrich. O del propio ex presidente de la Naumann local, José Patiño, hoy diputado por el partido que Bullrich preside.
¿Su otra misión? Articular políticas públicas en favor de los intereses del FDP y las corporaciones alemanas precisamente a través de estas figuras, al mismo tiempo que “moderan” y domestican cualquier intento de partido libertario, como fue en su día el primer Partido Liberal Libertario, que yo integré.
Nuestros mecenas teutones acabaron con una propuesta política que planteaba prohibir constitucionalmente la deuda externa, legalizar todas las drogas, retirar a la Argentina de los organismos supraestatales, combatir la vigilancia y denunciar los abusos del imperialismo estadounidense, entre otras causas que realmente podrían enmarcarse con el ideario liberal clásico, si bien ninguna de dichas medidas puede llevarse a cabo realmente desde las entrañas del sistema político.
Por el contrario, Naumann mediante (el tesorero del partido era y es al día de hoy el gerente de comunicación de la susodicha) se adoptó el relato institucionalista y republicano (mucho más utópico aún), girando a la centroderecha amorfa y edulcorada que finalmente apoyó la candidatura de Bullrich a la jefatura de gobierno de Buenos Aires.
En otras palabras convirtieron a una fuerza pretendidamente anti sistema en un punto de apoyo más para esa vieja casta camaleónica y amoral que supuestamente debíamos resistir.
Así se repitió el esquema, 8 años más tarde, con José Luis Espert, cuyo candidato a vicepresidente resultó ser un empleado de nómina de la Naumann y cuya campaña, destinada al fracaso desde el principio, se basó en prometer una invasión militar a Venezuela, multiplicar la deuda externa y crear la DEA argentina.
Todo eso por no mencionar que agradeció públicamente el dinero de Fred Machado, empresario imputado por lavado de dinero de la corrupción K y también en la mayor causa de narcotráfico de la historia argentina. No puede esperarse otra cosa de los hipócritas prohibicionistas.
Tan claro es este vínculo, que cuando yo lo revelé, su jefe de Campaña Nazareno Etchepare renunció al cuarto día de publicada la exclusiva.
Osea el actual “Partido Libertario” de “libertario” tiene sólo el nombre.
¿Cuántos jóvenes fueron traicionados y engañados por estos crápulas?
¿Por qué desperdiciaron sus energías para alimentar el ego de un canalla en lugar de construir desobediencia civil, promover la rebelión fiscal o convencer a sus compañeros de escuela de que la hiper-regulación es la verdadera causa de la desigualdad extrema, por ejemplo?
Porque así lo decidió el establishment pseudoliberal, que es idéntico al establishment socialdemócrata homólogo representado por la Fundación Friedrich Ebert y del establishment conservador de la Fundación Adenauer o del establishment eurocomunista de la Fundación Rosa Luxemburg.
Es el establishment, punto. Es el mismo sistema estatista y corpocrático que necesita expandirse para subsistir, como todo monopolio.
Y la misma suerte corre ahora el proyecto mesiánico de Agustín Etchebarne y sus compinches, quienes no tienen ningún reparo en sentarse al lado de un alto funcionario de dictaduras militares sanguinarias, como es su socio de Libertad y Progreso, el veterano Manuel Solanet.
Esta clase de personas, ya lo advirtió el provindencial Spencer en 1884, no difieren en esencia de los socialistas o los reaccionarios.
Persiguen el poder, la fama, una vida más cómoda, asesores, un séquito de aduladores y el resultado de todos los partidos liberales desde la publicación de El Hombre contra el Estado hasta la fecha está a la vista:
Lejos de detener el crecimiento del Estado, han contribuído enérgicamente a incrementarlo.
Por si fuera poco, estos esperpentos inmorales contribuyen a reforzar el estereotipo de liberal que necesitan los antiliberales:
Un ser desalmado, que idealiza a los multimillonarios (especialmente extranjeros) sin indagar sobre la legitimidad de sus fortunas y que prefiere dictaduras militares “eficientes” al “anárquico tercer mundo”.
Esa imagen, fielmente representada por los pseudoliberales, es lo que explica la hegemonía progresista entre los jóvenes.
Y también contribuyen a ella muchos economistas que salen en la TV ponderando las bondades del despotismo tecnocrático de Singapur. Aunque en Singapur encarcelen a los que mascan chicle. Aunque asesinen a los que fuman porro.
Son los mismos que veneran la gestión de Domingo Cavallo, que protagonizó la mayor suba de impuestos de la historia nacional (IVA del 18 al 21% durante el gobierno de Menem) y robó los ahorros de toda la población a través del Corralito. Todo sea por el crecimiento económico.
¿Cómo no van a odiar a los “liberales” como Espert o Etchebarne en el 90% del país?
Son exactamente la cara inversa de los que matan en nombre de la “Igualdad” o de la “Justicia social”.
Comparten con los marxistas y jacobinos trasnochados esa devoción irreflexiva al “Dios Progreso”.
También hablan como ellos, justificando el delito y la corrupción en nombre de la causa mayor (en este caso: Argentina Potencia), que por cierto nunca se concreta.
No están dispuestos a ver el mundo real, que demostró que el minarquismo es un imposible y que hay mayor libertad económica y respeto a la propiedad ajena en los mercados callejeros latinoamericanos que en Wall Street.
Muchísima más. Sin embargo ellos prefieren cantar loas al top ten de fortunas de Forbes, que son sin excepciones fervorosos estatistas que no pierden la oportunidad de clamar por más impuestos (Gates, Buffet, Soros, etc…) y más regulaciones (ergo, menos competencia) mientras el Tío Sam los dota de subsidios trillonarios.
Por no mencionar sus fundaciones eugenésicas y su rol indiscutible en la ingenieria social, desde el catastrofismo ecofascista al puritanismo feminazi.
Lo aclaro desde ya, yo no estoy exento de errores, al contrario. Descubrí la corrupción inherente a la partidocracia pasando por ella. Pero si algo me diferencia de muchas de los personajes con los que he coincidido, es que no pretendo encerrarme en mis errores, vestirme de intachable y “defender lo indefendible”, sino prevenir a otros al respecto, predicar con el ejemplo y mantenerme fiel al legado de los grandes liberales que transformaron al mundo para bien.
Cuyos nombres estaban prácticamente extintos o extraviados en la noche del olvido, mientras el mundo en el que vivimos se vuelve cada vez más opresivo y hospital, lejos de lo que dicen estos grotescos “liberales” de tv y canapés, transhumanistas y panglosianos.
Nunca, al menos en nuestros países, existieron más leyes, regulaciones, prebendas, prohibiciones, impuestos que ahora. Nunca se implementaron técnicas de vigilancia y fiscalización más eficientes que las que hoy imperan. Es objetivo.
Y esto se debe, entre otros factores, a la desaparición del liberalismo radical, consistente y revolucionario que supo independizarnos, derrotar a los imperios saqueadores, abolir las monarquías absolutas, terminar con los privilegios clericales y con la ignominia de la esclavitud. No hay que limitarse a echarle la culpa de todos los males a los socialistas, que sin duda la tienen en gran medida.
Dentro de nuestro movimiento habitan la corrupción, una anacrónica ambición de poder y todo tipo de intereses particulares mezquinos que nada tienen que ver con las enseñanzas de Thomas Paine, de Moreno, de Antillón, de Thoreau, de John Brown, de Richard Cobden, Molinari o Spencer.
Los pseudoliberales endiosan a Hayek, que asesoró a Pinochet y recomendó explícitamente a Margaret Thatcher bombardear a la población civil desarmada de Buenos Aires en aras de ganar la guerra.
Desconocen que las grandes ideas de Hayek no son de Hayek: El Orden Espontáneo fue infinitamente mejor desarrollado por Spencer (y si vamos al caso, por Cantillon, los fisiócratas y Adam Smith). La Catalaxia, al igual que el valor subjetivo, son deudas con la Escuela liberal francesa, injustamente olvidada por los austriácos, que le deben sus principales virtudes.
Pero lo más alarmante es que los jóvenes ni saben quién es Julian Assange, un liberal anarquista ejemplar, contemporáneo nuestro, que con una osadía inusitada puso de rodillas a los peores genocidas del mundo contemporáneo, exponiendo a responsables de haber masacrado impunemente a un millón de inocentes en las sucesivas invasiones a Afganistán, Irak, Libia y Siria.
Assange sí leyó a Spencer, que siendo inglés recomendó a los japoneses “mantener lo más lejos posible de su tierra a los imperialistas británicos y estadounidenses”.
El Imperio, el Hegemon, es, parafraseando a Lenin (un imperialista ruso a carta cabal) la fase superior del estatismo.
Assange está preso injustamente, muriendo de a cuotas, por haberle quitado la máscara a los nuevos nazis, a los nuevos comunistas, que son básicamente los tiranos de Washington.
Los tiranos de siempre. Los tiranos que le pagaban a Ayn Rand para que brinde discursos motivacionales a los asesinos profesionales de West Point antes de ir a rociar de napalm niños vietnamitas, mientras los homosexuales eran torturados en los manicomios estadounidenses.
¿Por qué Rothbard, Karl Hess, Justin Raimondo o Assange denunciaron todo esto y los Esperts, Etchebarnes o José Benegas de nuestras tierras santifican los crímenes imperialistas y veneran a los monopolios?
Claramente hay personas que basan su carrera personal en estafar a jóvenes ilusos con las mejores intenciones de cambiar al mundo. Yo fui uno de esos ilusos, y jamás claudicaré en mi deber de ofrecerles mi experiencia y fundamentalmente, el legado de los grandes liberales, un contrapunto claro y necesario a la usurpación, a la vil y abyecta profanación de estos personajes.
Hay una complicidad deliberada, a veces intencional y a veces accidental, entre lo que yo llamo “Pseudoliberales” y el avance irrefrenable del Estado y el dogma estatista en todas sus formas.
Felizmente, más de 200 mil suscriptores entendieron mi mensaje. Porque soy eso, un simple mensajero, no inventé nada, no soy un líder, jamás pediré un voto y esto por supuesto, incomoda y enfurece a los lobos disfrazados de corderos. ¡Chapeu!
- Spooner comenta en la ley natural la ciencia de la justicia lo siguiente: cualquier gobierno es una asociación de ladrones y asesinos; toda legislación se opone al derecho natural y, por tanto, es criminal, ¿cómo consideras entonces cual es el verdadero camino para que el liberalismo tal como se conoció en los siglos XVII Y XIX en un país como Argentina? Por otra parte, ¿Es posible un cambio cultural por medio de un cambio político?
El cambio político liberal, como te digo, y como lo demostró Spencer en el siglo XIX y James Buchanan en el XX, con precisión científica (Public Choice Theory), es un oximoron, al menos desde lo institucional. Es imposible.
Es una irrealidad. Es una ensoñación peligrosa, que legitima el crimen estatal, adormece la sed de libertad y convierte a los anti estatistas en estatistas del montón.
No existe ningún país de la tierra que respete su constitución ni ningún político que haya realizado una reducción del estado voluntaria, relevante y sostenida en el tiempo. Soy plenamente consciente que el Estado no será abolido, porque los violentos criminales que lo integran (incluídos los pseudoliberales) no lo permitirán.
Pero en América Latína, todavía, tenemos la oportunidad de ganarles unas cuantas pulseadas.
Pero sólo y exclusivamente si adoptamos las premisas de nuestros héroes, que eran hombres y mujeres como nosotros: Desobediencia civil, acción directa, evasión masiva, solidaridad del pueblo contra el gobierno, que es naturalmente el enemigo del pueblo y jamás será su representante.
Hablemos de un caso concreto y reciente.
El país con mayor libertad económica real de América (descontando islitas offshore, selectas y remotas) no es Canadá ni mucho menos Chile, es Paraguay.
La Heritage y su índice es otro fraude de ricachones sin escrúpulos, porque ignora deliberadamente la economía informal, la libertad del hombre común para no tributar y evadir el expolio estatal sin consecuencias penales.
La ley estatal es en el 99% de los casos una ley liberticida, apócrifa y anti natural. Por tanto el liberal puede y debe transgredirla, y eso une a la Revolución Gloriosa con la resistencia anti guerra de Hess y con la creación de Wikileaks.
La libertad de los países debe medirse no sólo en términos de cantidad de leyes, sino en la posibilidad real de transgredirlas. En Chile, donde el gobierno te obliga a insertarle un chip a tus mascotas desde 2016, el que evade impuestos va preso.
En Paraguay evade el 85% de la población, de forma sistemática y cotidiana, por esa razón y no otra tienen el IVA más bajo de Sudamérica, y cuando los políticos pretendieron subirlo, el pueblo paraguayo decidió rodear sus casas y tocar bocina las 24 hs, impidiéndoles cualquier forma de descanso, el pueblo paraguayo, desde el restaurante más exclusivo a la despensa más humilde, les prohibió la admisión a los senadores que impulsaban el proyecto y a sus familias y a sus mucamas.
¿Conclusión? No se subió el IVA, que sigue siendo el más bajo de Sudamérica.
Años más tarde el presidente Horacio Cartes compró a sus corruptos “opositores” del “Partido Liberal Radical Auténtico” (nombre digno del realismo mágico) para reformar la constitución y ser reelegido.
El bravo pueblo paraguayo, sin matar ni herir a nadie, incendió el Congreso.
¿Resultado? No hubo ninguna reforma ni hubo re elección.
Esa y no otra es la forma de ejercer el contrapeso al poder.
La división de poderes dentro del estado, la ficción repúblicana y la mitología constitucional (conceptos del primer liberalismo clásico) han sido debidamente enterradas por todos los grandes liberales de todas las tradiciones de pensamiento.
Las conclusiones anarquistas de Spencer, cumbre y luminaria del liberalismo clásico inglés, son las de Molinari, cumbre del liberalismo continental y continuador de la obra de Bastiat, quién validó su anarquismo en la polémica Molinari/Dunoyer sobre la seguridad.
Y son las conclusiones de Thoreau y de Lysander Spooner, el mayor jurista de todos los tiempos.
A la luz de los resultados, la única esperanza que nos queda a los liberales es resurgir desde nuestras raíces.
Nuestras heroicas raíces decimonónicas.
- ¿qué le dirías a los jóvenes que ven como única opción de cambio la formación de un partido político “liberal” sin ni siquiera dar una lucha para un cambio cultural?
Que están desperdiciando su juventud, colaborando con sus enemigos y perdiéndose de la posibilidad real de llevar una vida más digna y más libre. Si sabés que evadir es lo correcto y transgredir la ley criminal es un derecho y una obligación ética, podés moverte desde el principio en la economía gris o negra.
Sabés que tenés que rodearte de vecinos que merezcan respeto y que te van a respetar, en lugar de andar denunciando al que te cae mal, que es lo que hacen tanto los progres mamarrachos como las viejas retrógradas de ultraderecha.
Sabés que educar a tus hijos es tu deber y no el del Estado, y que ni por un momento serán tu propiedad, porque por sobre todas las cosas son individuos. Probablemente no te hagas rico, más teniendo en cuenta que el “capitalismo global” es capitalismo crony, mercantilismo sofisticado, ganancias privatizadas y pérdidas socializadas o como quieras llamarlo.
Pero podés tener una vida más digna, más tranquila, la consciencia limpia y cambiar tu mundo, que es mucho mejor que desperdiciar el tesoro del tiempo en trabajar para que un político repugnante ascienda en la mafia estatal, beneficiando a un par de cabilderos y cometiendo los mismos pecados que cualquier otro parásito estatal. La segunda opción sólo es peor para vos. Es peor para los demás. Es estéril y contraproducente a la vez.
- La idea del tiranicidio y del De Rege de Juan de Mariana, conllevo a que este Jesuita fuera perseguido, ¿consideras que quien defienda las ideas de la libertad tiene que tener presente que si están en este camino no debe ser por una meta del querer ser famoso y obtener redito de ello, sino que el propósito y la defensa de la libertad conlleva en varias ocasiones problemas que uno debe estar dispuesto afrontar?
¡Hombre! El padre Mariana “se la llevó barata”.
A Thomas Paine, que era el único liberal serio de la Revolución Americana, lo echaron del país que fundó (arriesgando su vida, dicho sea de paso) por criticar a la aristocracia esclavista y puritana que prometió cambiar todo para finalmente no cambiar nada.
De ahí se fué a luchar contra los borbones franceses, y Robespierre le pagó encarcelándolo por “moderado”.
A Francisco de Miranda, que peleó en ambas gestas a la par de Paine, Bolívar lo entregó a los españoles para poder concretar su propio sueño dictatorial.
A Mariano Moreno, adalidad del libre cambio, de la abolición de la esclavitud y de NO reemplazar al Imperio español por el padrinazgo británico lo envenenaron y lo lanzaron al mar.
A Isidoro de Antillón, que intentó fundar una nueva patria de libres e iguales desde las Córtes de Cádiz los realistas lo asesinaron, expusieron su cadáver en plaza pública, lo incineraron y echaron las cenizas a los cerdos.
A John Brown, el verdadero pionero del abolicionismo, que no esperó a los burócratas de Washington y tomó el fusil para liberar a los esclavos por su cuenta, lo colgaron.
A Henry David Thoreau, que se negó a pagar impuestos que financien la genocida invasión a México (1840, Estados Unidos no fue un pais ni remotamente liberal jamás) lo encarcelaron.
Lo mismo le sucedió a Karl Hess, un siglo más tarde, en el contexto de la Guerra de Vietnam.
De la suerte de Assange ya hablamos.
Y podría seguir con Jim Bell o empresarios liberales como Ross Ulbricht y Roger Ver, que saben mejor que nadie qué clase de destino corren los pocos billonarios competentes y honestos en la nación del norte.
- Pasando a la política Argentina y latinoamericana, se observa en este periodo de cuarentena un discurso por parte de los políticos muy semejante al de otros países, ejemplo, aplanar la curva, la salud esta primero, etc, ¿qué papel cumple la ingeniería social que hace gala el poder estatal y que tiene detrás todo esta planificación central?
Si te guías por las consignas que publicitan esta nueva forma de totalitarismo y terrorismo sanitario, no sabes si estás en la “Nueva Normalidad” de Piñera, que multa con 40 mil dólares a quién sale a la calle, en la Nueva Normalidad de Vizcarra, que habilitó a los militares a fusilar a quienes violen la cuarentena o en la Nueva Normalidad del trío patético de López Obrador, Pedro Sánchez y Alberto Fernández que ya se deleitan y se recrean en la fundición deliberada de México, España y Argentina.
La globalización demostró no ser una globalización liberal, sino ser una globalización estatista, donde se logró imponer las mismas leyes liberticidas y sus religiones laicas (sanitarismo, feminismo, identitarismo LGBT, ecología catastrofista) en países muy diferentes.
Yo no soy para nada nacionalista, soy un enemigo natural de las fronteras y de las aduanas, pero lo que vemos hoy se asemeja peligrosamente a la dictadura científica mundial que previó Aldous Huxley, un liberal clásico.
Que por cierto aprendió a temerle al delirio cientificista desde la cuna, puesto que su hermano mayor, el biólogo psicópata Julian Huxley, es el padre del Transhumanismo y la absurda idea de que la tecnología debe gobernar nuestros destinos.
Sin caer en la trampa ludita ni abogar por las cavernas, esta época está signada por un fenómeno donde el avance tecnológico y la élite científica multiplican la asimetría de poder entre opresores y oprimidos, en lugar de acortar brechas.
Invito a los lectores a repasar las dos partes de mi conversación con el youtuber El GentilHombre sobre este tema.
- ¿Qué opinión tienes respecto a la cuarentena?
Por un lado es injustificable en términos científicos. Al respecto tengo tres programas con el Dr. Mauricio Castillo donde utilizamos a Nature, Science, The Lancet, nobeles y epidemiólogos de prestigio como fuentes que solventan esta afirmación.
Por otro lado esto me remite a los escritos de Albert Camus y Michel Foucault sobre la peste como modelo de control social. Adicionalmente mi oficio me obligó a destejer el entramado de intereses detrás de todo esto, que lleva casualmente a los mismos millonarios “filántropos”, ultra estatistas y cleptómanos que veneran los pseudoliberales: Los Gates, los Soros, los Bezos, los Buffet.
Los que están detŕas de la OMS, de las reformas educativas feministas, de las grandes farmaceúticas y de la informatización y robotización compulsiva, de las apps financieras como Ualá, del “capitalismo verde” y las ideas demenciales del impuesto sanitario mundial, la identificación digital masiva o los bonos de deuda perpetua.
Giovani Papini satirizó a los “filántropos” en Los Diarios del Gog, novela de 1930 que recomiendo enfáticamente.
Retrató el delirio mesiánico de una serie de payasos megalómanos como Henry Ford, que construyeron sus fortunas a través del lobby (en su caso fundió 900 fábricas de automóviles de la competencia a través del gobierno federal, leáse Auto Trust) y que proponían la eugenesia como solución para la destrucción artificial de empleo y autoempleo que ellos mismos generaron.
De allí nace la Fundación Ford, que junto a la Fundación Rockefeller son las pioneras de lo que hoy replican Soros y Gates a escala mundial.
- Philipp Bagus, un economista y anarquista alemán durante el mes de mayo escribió un artículo denunciando el papel que cumple la cuarentena, dentro de su justificación menciona lo siguiente: “la mera posibilidad de una <<agresión>> no justifica la violación de los derechos de propiedad privada, todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario, la violencia contra personas inocentes no es ética, una vez que permitimos la agresión contra gente inocente, como un encierro o una cuarentena general, estamos en una pendiente resbaladiza sin límites”, en esta reflexión denuncia como los derechos naturales están siendo violados, ¿Por qué crees que la sociedad argentina está siendo pasiva ante el deterioro de los derechos individuales?
Resumidamente, por el adoctrinamiento estatista y por el ancestral miedo a la muerte o a la enfermedad.
En ese sentido recomiendo leer Némesis Médica, del brillante pedagogo y filósofo Iván Illich.
Cambiamos a los sacerdotes por los médicos, los templos por los hospitales y creamos un nuevo dogma, que nos somete. Perdimos autonomía y profesamos fé ciega por técnicos que repiten fórmulas ajenas y por corporaciones para-estatales, como las farmaceúticas.
Si existe un tipo de empresa que debería someterse más que ninguna otra a la libre competencia, esas son las farmaceúticas. Pero resulta que sucede todo lo contrario, y según el prestigioso investigador médico danés Peter Goetzche, hoy la tercera causa de muerte a nivel mundial son los fármacos.
El cientificismo traiciona al método científico, al espíritu crítico y la revisión constante, el gobierno de los médicos no guarda relación con la noble ciencia de Hipócrates, Galeno y Avicena.
Hemos limitado la visión del mundo a las instituciones, y ahora somos sus prisioneros.
- Por otra parte, ¿Qué opinión tienes respecto al papel que han tenido los liberales en argentina durante la cuarentena?
Que en lugar de abogar por la privatización oligopólica del sistema sanitario (caso Madrid, caso Estados Unidos) hay que abogar por descartelizar las profesiones y una verdadera libertad de elección.
En 2018 se aprobó por virtual unanimidad una Ley aberrante que establece explícitamente que “La salud pública prima sobre el derecho individual”.
No vi a ninguno de los economistas de la tele poner el grito en el cielo.
Al contrario, los veo bendecir a la mafia farmaceútica cual si fuera la panacea de la civilización y tildar ligeramente de “antivacunas” a quienes cuestionamos la vacunación compulsiva o los efectos nocivos comprobados de ciertas vacunas modernas.
Es el mismo reflejo de las mentes poco cultivadas que tildan de “antisemita” a los denunciantes de los crímenes del Estado supremacista racial de Israel contra la vida, la libertad y la propiedad de los palestinos.
Como si acaso Murray Rothbard, que aprendió yidish antes que inglés o el Dr. Norman Finkelstein, cuyos padres padecieron el terror nazi, fueran “judíos judeófobos”. Patético.
La ignorancia es atrevida, dice un amigo mío.
Yo, que he aprendido de las Cartas Filosóficas de Voltaire la efectividad milenaria de la vacuna contra la viruela, lejos de ser anti vacunas soy partidario de que la gente se eduque lo más posible sobre la preservación de su propia salud.
Entregárle un bien tan preciado al Estado, a sus socios y patrocinadores es lisa y llanamente un suicidio colectivo.
- Una vez más queda demostrado que la constitución es solamente un papel pintado, pues en ella se supone que uno de los derechos fundamentales es el libre tránsito, claramente violado en la actualidad, pues quien desee transitar debe obtener un permiso donde se fundamente que esa persona está realizando una tarea esencial, esto me hace acordar sobre lo escrito en el célebre libro “la constitución sin autoridad” de Spooner donde dice lo siguiente: “El número de personas que realmente consintieron a la Constitución de los Estados Unidos, al principio, fue muy pequeño. Considerada como un acto de todo el pueblo, la adopción de la Constitución fue una mera farsa y una impostura, vinculante sobre nadie.”, entonces, ¿Qué opinión tienes sobre esos grupos de poder y sobre una parte importante de la sociedad, donde constantemente nos mencionan que todo aquello que sea planeado y diseñado por el poder Estatal es palabra sangrada, que si tenemos un acto de rebeldía o el solo cuestionamiento de esas medidas nos hacen enemigos de la sociedad en su conjunto por no pensar en el bien común?
Te lo he dicho al principio, la farsa del Contrato Social que nadie firmó es la piedra piramidal de toda opresión proveniente del estado, por otra parte, abusaré otra vez de Bastiat: La Solidaridad es espontánea, decretarla es aniquilarla. No creo en el solipsismo de Stirner ni pondero el egoísmo exacerbado de los randroides, cada quién debe elegir cómo llevar su vida, y la mayoría de las personas, en tanto se mantengan libres del envilecimiento que genera el poder, tienden a ayudar a sus seres queridos y afines, e incluso, siempre que les sea posible, a ayudar al prójimo.
Como liberal creo en la propiedad privada y también en la propiedad comunitaria (por ejemplo caminos o plazas o represas que pueden ser gestionadas voluntariamente a través de la democracia directa). Durante siglos los hombres resolvimos problemas de todo tipo sin el Estado, cooperando, y sin necesidad de privatizar el aire.
Leáse la Servidumbre de Paso, resolución espontanea del conflicto de derechos entre la propiedad de los terratenientes y el libre tránsito, hoy es muy popular el término “deconstrucción”, propio de los positivistas y de sus nietos progres y pseudoliberales.
Lo que ha sucedido luego de un siglo y medio de crecimiento exponencial e ininterrumpido de los Estados, de implementación del adoctrinamiento escolar y académico y de la propaganda “privada” a través de los artistas subvencionados es que el ser humano se deshumanizó.
Somos seres dependientes porque nos obligaron y nos enseñaron a serlo.
Estoy convencido de que basta con que una parte de la sociedad despierte para que todo este régimen se caiga a pedazos, pero no soy demasiado optimista al respecto.
- Hans Herman Hoppe dijo: “Las masas son siempre ignorantes, cortos de miras, motivados por la envidia, y fáciles de manipular”, ¿qué papel desempeña lo políticamente correcto en la actualidad y el adornamiento de las palabras como forma de manipulación social?
Hans Hermann Hoppe es un privatista reaccionario que pone la propiedad por encima de los derechos individuales.
El monarquismo es injustificable, el rechazo “estético” y personal a los gays o a los inmigrantes puede ser un derecho individual (en tanto no suponga ningún tipo de agresión a los demás) pero jamás una atribución de una “comunidad de propietarios”.
Dicho sea de paso, yo que soy famoso por enfrentarme con cuerpo y alma al feminismo radical y a la ideología de género, no dejo de honrar el origen libertario del movimiento gay y de defender acérrima e irrestrictamente la libertad sexual, el anti racismo y la libertad migratoria, tres baluartes inseparables de nuestra filosofía. Nadie me puede decir “liberprogre” por esto. Que Hoppe vaya a estudiar a Charles de Villette.
Hoppe es, en versión anti estatista, el equivalente a los pseudoliberales amigos de dictaduras militares.
Eso para empezar.
El elitismo NO es liberal. El supremacismo racial JAMÁS será liberal. La xenofobia no es liberal y la homofobia no es liberal, son sentimientos colectivistas, identitarios y si bien cualquier debe tener el derecho a sentir o expresar lo que desee, NO representan en nada a nuestra filosofía.
Digo lo mismo a quienes pretenden estatizar el aborto (instrumento malthusiano por excelencia) y realizan un deplorable culto a la muerte.
Dicho esto, yo soy el primero en denunciar que la corrección política es un cáncer liberticida, una nueva forma de Inquisición y que a su vez es tan misántropa y tan impopular que sólo puede imponerse a través de la violencia del Estado.
El actual lobby lgbt, que persigue prebendas en lugar de libertades y enfatiza la elección sexual sobre cualquier otra faceta del individuo comparte más con los arcaicos cazadores de brujas del Medioevo que con los valientes que enfrentaron a la policía neoyorquina en Stonewall.
Las feministas de hoy y su “cultura de la cancelación” son la nueva versión de Torquemada y el cardenal Belarmino, los “antifascistas” que golpean a ancianos indefensos son el refrito vulgar del Ku Kux Klan.
- Para finalizar, algún consejo para aquellos jóvenes que recién empiezan a profundizar en estas ideas de la libertad y porque no, para aquellas personas que ven con precaución o miedo la libertad y no se animan a dar un paso adelante.
A los jóvenes que empiezan a profundizar, dos consejos:
El primero, es que no idolatren a nadie y que busquen ser coherentes con sus principios. Ecuánimes y justos. La libertad es para nosotros y para los que no nos caen bien. La opresión es opresión sin importar quién la ejerza, incluso si el opresor se viste de “liberal”. Y las ideas deben traducirse en acciones cotidianas, por pequeñas que sean. De otro modo no sirven de nada.
El segundo, que no desperdicien ningún espacio y ningún interlocutor a la hora de difundir nuestras ideas.
He logrado que comunistas y nacionalistas transijan al liberalismo.
Hay que discernir entre las personas (quienes quieren aprender y quienes no) y esforzarse en comunicar y tender puentes, sin renunciar ni un ápice a nuestros principios.
Pero aislarnos y dedicarnos a las discusiones bizantinas es un error tan grave como caer en el canto de sirena de los estafadores pseudoliberales.
Aquí un obsequio para los novatos, nuestra biblioteca liberal.
Recomiendo la Carpeta Con qué Empezar.
Y para los temerosos de la libertad, una sóla frase:
Quien pone la seguridad por encima de la libertad acabará indefectiblemente perdiendo ambas.
Salud y Libertad. Gracias Diego por este excelente intercambio.
Una vez más muchas gracias Nicolás por tu tiempo y la disposición que has tenido para contestar estas preguntas, sin duda el público que leerá esta entrevista podrán sacar una gran reflexión de tus palabras y podrán seguir con entusiasmo por este camino que no es tan fácil.