Nicolás Morás: «Sólo si nos organizamos acabará la dictadura de género»

La censura y la vigilancia son portentos de la era Macri en Argentina, ¿es posible en este contexto una verdadera revolución anti-feminista? ¿Quién es Nicolás Morás y por qué Soros lo quiere fuera de juego?

Por M. Jeansen

Némesis

Cabe preguntarse cómo un anarquista de veintipocos años sin Twitter, Facebook ni canal oficial en Youtube logró convertirse en una suerte de líder de opinión para miles de personas.

Mayor es la sorpresa cuando se estudia a su público, indiscutiblemente heterogéneo.

«Lo sigo desde que mi hijo me lo mostró una vez, una entrevista en video que armó un despelote. Me interesó la data que tiraba, después la fui chequeando y me di cuenta que es un erudito, un valiente, y ahora sigo todo lo que hace. Aprendo mucho»

Afirma Luis, un empleado de comercio que no ve la hora de jubilarse, mientras me muestra desde su tablet otra nota donde Morás equipara la actualidad geopolítica con el fin de la Pax Romana, al feminismo de género con la Liga Anti Sexo de 1984 y al progresismo moderno con los ingenieros sociales de mitad del siglo XIX.

Lo cierto es que el autor hizo sus primeros pinitos en el periodismo muy temprano. Con apenas trece años apareció en el programa radial Esto que Pasa para protestar contra la suba de impuestos a los productores agropecuarios. Dos años después escribió para Libertad Digital, un medio conservador de España, que tras una entrevista incómoda a Mario Vargas Llosa prescindió de sus servicios.

A sus 18 era el columnista de opinión más joven de Infobae y conducía Subversivos, un ciclo radial cargado de ironía y provocación, dos palabras que definen su marca personal.

Pero Morás es además un avezado lector y no se cansa de demostrarlo. Sus constantes alusiones históricas, literarias e incluso mitológicas obligan a cualquiera a tirar de Wikipedia de tanto en tanto, aunque lejos de desalentar a sus seguidores, los estimulan:

«Me gusta tener información sólida para debatir. En mi colegio son todas feministas contra mí y si no digo algo coherente me destrozan. Siempre pensé que la escuela te lava la cabeza y ahora entiendo que hay un por qué».

Dice Ludmila, que egresa de la secundaria el año que viene y asegura que no irá a la universidad:

«Quería estudiar sociología, pero es una pseudociencia colonizada. Mejor trabajar en algo que de plata y estudio por mi cuenta» remata esta fiel seguidora del autodidacta patagónico, poco antes de postear que Facebook es un Panóptico global.

Si bien Morás no tiene formación universitaria, sí dicta conferencias en aulas magnas, aunque varias de sus ponencias fueron canceladas por presión de grupos feministas radicales. El aura de la proscripción acompaña a este enfant terrible por donde quiera que vaya, y él sabe aprovecharla para ganarse adeptos.

Se fue de Infobae por criticar al sionismo, de la radio por presiones de los políticos contra los dueños de la emisora y de La Voz, el principal diario del interior argentino, porque bajaron una columna suya que causó revuelo, A ustedes las privilegiadas. Allí expuso la insolvencia del relato feminista a través de diversos índices: Víctimas de homicidio, suicidas, indigentes y trabajos insalubres, cifras que lideran indiscutiblemente los varones; y egresos universitarios, titularidad de inmuebles y gastos de consumo, donde las mujeres se llevan los primeros puestos, también por mucho.

Pocos días después, con el advenimiento del primer #NiUnaMenos, el escritor Gonzalo Garcés replicaría algunos de esos números y luego le seguirían Agustín Laje y la socióloga Roxana Kreimer, otras voces protagónicas en la batalla de género.

Pero a diferencia de Laje, que no oculta que cursó en la Universidad de Defensa de Washington D.C., Morás es un reconocido anti-imperialista que dio a conocer el entramado de poder que se oculta tras la Hegemonía Progre y el Feminismo del Pentágono, según sus propias definiciones.

Pero no todo es color de rosas, porque el hoy comentarista estrella de HispanTV genera tantas resistencias como adhesiones.

«¿Qué clase de liberal da cátedra de liberalismo en Telesur? Nos acusaba de pseudoliberales y ahora trabaja con rusos, venezolanos e iraníes».

Se pregunta uno de los fundadores del Partido Liberal Libertario, que Morás integró durante un breve periodo y luego atacó fuertemente. En tono similar, Tatiana Pérez, antigua miembro de Izquierda Libertaria, asevera:

«El fundó la federación para acercar a los estudiantes de izquierda a las ideas liberales, después se fue del Sur, nos dejó en banda y ahora se burla de ellos desde un canal de ultraderecha».

Se refiere a TLV1, un canal nacionalista donde dio a conocer la lista de aliados de la Open Society Foundations en Argentina, comprometiendo a políticos de todos los partidos. Tal fue el escándalo que Clarín, el principal diario de la Argentina, vinculó la muerte del periodista Martín Licata con el #SOROSGATE argentino.

Morás, considerado el principal exponente del liberalismo de tradición radical en la región, aduce que sólo los medios alternativos le dan espacio a su lucha contra el totalitarismo sutil. Y tal vez esa es la clave de su creciente popularidad.

Acuden a él emblemáticos medios de izquierda como KaosenlaRedResumen Latinoamericano o Ruptura Colectiva y portales tradicionalistas o de derecha alternativa, por caso Alerta DigitalGeopolitica.ru o Disidencias.net, que también entrevistó a sus camaradas libertarios Martín Benegas Ortega y Guillermo Ferraro.

2018 fue un año intenso para el joven activista: contribuyó a frenar la legalización del espionaje masivo y del aborto, inauguró un nuevo capítulo de los SOROSLEAKS y dirigió su primer documental: La Dictadura Silenciosa: Censura Sionista en el Cono Sur.

Y lo termina distinguido como Líder del año de la asociación española Revolución Antifeminista, insistiendo en la idea de un Movimiento Civil de Resistencia contra la ideología de género ante un auditorio conmocionado.

Palabras subversivas: Entrevista exclusiva a Nicolás Morás

Pregunta: ¿Quién es Martín Licata y por qué relacionaron su muerte a la revelación de los aliados de Soros en Argentina?

Respuesta: No lo conocí, pero francamente me hubiera gustado conocerlo. Descubrí tarde y mal que teníamos amigos en común y puntos de vista afines. Sucede que Martín estuvo desaparecido, murió en circunstancias sospechosas y todo esto ocurrió inmediatamente después que Kontrainfo, un portal donde él publicaba, difundiera la lista de líderes confiables que revelamos en TLV1 días atrás. A partir de ello comenzó a circular la versión de que lo mataron por publicar la lista.

Por M. Jeansen

P: Y que apuntaba a intimidarte.

R: Sí. Pero Martín no publicó la lista. Creo que primó la pasmosa falta de rigurosidad de los periodistas de Clarín. En tiempos donde la prensa funciona como un aparato propagandístico del pensamiento único, con guiones prefabricados e infinidad de personas y temáticas prohibidas, ¿de qué vas a hablar?

Ya no se distingue cuáles son los artículos que escriben los bots y cuáles los redactores. Ese al que hacés referencia, por ejemplo, es un compilado de tuits, un formato muy común en estos días.

P: Reñiste con intereses muy fuertes en poco tiempo: El gobierno argentino, los lobbies sionistas y ahora Soros. Michele Steinberg, investigadora experta en los manejos de la Open Society afirma que vos ya formas parte de una lista negra para el Establishment.

R: ¡Qué gran honor! Creo que es un síntoma de la decadencia en la que estamos insertos. Antes, figuras de la talla de Lysander Spooner, Thomas Paine o Mariano Moreno integraban las listas negras. Ahora el grado de totalitarismo es tal que cualquier disidente que hace un poco de ruido se convierte en un problema a eliminar.

Los absolutistas, más aun los que se disfrazan de demócratas tolerantes, están en una posición de fragilidad. Cada una de sus acciones contradice su discurso, y si bien es admirable la maestría con la que dominan la vida de millones, no es muy difícil comprender su detrás de escena. Entonces concentran esfuerzos en evitar que la gente se entere.

La Dictadura Silenciosa narra muchas de esas técnicas a través de ejemplos concretos. Es un trabajo centrado en la censura sionista, pero con el mismo método opera la dictadura de género, que al fin y al cabo es un fenómeno estrechamente relacionado.

P: ¿En qué sentido?

R: En primer lugar, los financistas son los mismos. En segundo lugar, la esencia filosófica de ambos movimientos es la misma también: El victimismo. Los sionistas masacran impunemente a los palestinos amparados en una historiografía falsificada y blindada por ley (si la contradecís vas a juicio) donde los judíos son las únicas y universales víctimas de la maldad humana, y como tales están legitimados a devolverle esos crímenes al mundo.

Cabe destacar que para el sionismo no empieza ni termina en Israel, que es su bastión predilecto. Es una maquinaria de poder, una estructura global que prevalece sobre la coyuntura, como el Imperio Británico en su día.

Los progres son agentes sionistas más o menos comprometidos, lo es la socialdemocracia europea y el Partido Demócrata yanqui, lo es la derecha edulcorada y desideologizada de Macri en América Latina y lo son las nuevas derechas supuestamente nacionalistas de Trump, Bolsonaro, Le Pen, Farage, Wilders y tantos más.

No significa que sean exactamente idénticos. Pero qué duda te cabe de que sus políticas de seguridad o defensa estarán articuladas en la dirección que lo quiera el Military Complex o Tel Aviv.

Es curioso como las fuerzas emergentes, mal llamadas por la prensa desinformadora como «extremas», a través del sionismo más abyecto levantan un discurso islamófobo, anti-inmigración y apocalíptico donde se visten de feministas para decir que los refugiados violan mujeres o que el Islam es una amenaza para la libertad europea. ¿Cuál libertad, si Europa es el peor compendio de maldades, despotismos sofisticados, barbarie, crímenes e hipocresía? La Progresía a la que ellos interpelaron y probablemente reemplacen es un fiel ejemplo. Ellos también.

P: ¿Y sobre el feminismo?

R: En lo que respecta al feminismo y las perversiones filosóficas colaterales, que podemos denominar ideología de género o preferentemente dictadura de género: desde que Gloria Steinem ficha por la CIA y la Fundación Ford financia la primera cátedra sobre Género, estamos hablando de la segunda mitad de la década del 60 en Estados Unidos, el feminismo como tal, en todas sus vertientes y acepciones, se convierte en un fetiche para las élites occidentales.

Hagamos un repaso por las primeras motivaciones:

  1. El feminismo era ya el más inocuo y maleable de los movimientos contraculturales, mucho más que el activismo negro, los gays, los libertarios de la desobediencia civil, la oposición organizada a Vietnam y hasta los hippies, que después fueron debidamente mercantilizados.
  2. No hay que ser un genio para caer en cuenta que las mujeres no son minoría, sino la mitad de la población. Y dentro de las mujeres irreflexivas se encuentra mayor propensión al victimismo, al misticismo, al espíritu de cuerpo y demás elementos necesarios para configurar un dogma autoritario. Bien lo advertió Esther Vilar.
  3. Aún existía cierta dependencia económica de muchas mujeres a sus maridos, que al igual que los cuarenta y tantos siglos de Historia anteriores (y lo que vendría después) corrieron la peor suerte: Trabajar jornadas inhumanas, ir a morir a las guerras, poblar las cárceles, sufrir violencia física desde la infancia, por lo dicho morir antes y para colmo, mantener a sus esposas.

La oligarquía estadounidense comprendió que masificar el trabajo femenino multiplicaría el consumo a nivel mundial. Exitosa ecuación, puesto que según Forbes en la actualidad el setenta por ciento de los gastos de consumo a nivel mundial los realizan las señoras.

Lo que ocurrió después de que la élite compre al feminismo, algo que no tardó en replicarse en Europa y América del Sur, fue una larga noche donde tanto el accionar de sus dueños como el de sus títeres pasó desapercibido para la mayoría de la población. No obstante fueron casi cuatro décadas de consolidación progresiva.

Con el feminismo del FBI colonizaron y domesticaron al movimiento gay. Con sus sirvientes académicos, los constructivistas y relativistas que lideraron el suicidio intelectual del siglo XX, construyeron la contra fáctica Teoría Queer y el dogma de la deconstrucción, elementos fundacionales de la ingeniería social que vemos hoy.

Los centros de «hormonización» para niños que ya operan en Buenos Aires, ejemplo paradigmático de cómo subsiste la Eugenesia en estos días, no nacieron ayer, sino que llevaron tiempo diseñándose en esa suerte de laboratorios del despotismo que llamamos universidades.

La academia no es más que otra unidad de negocio anexada por corporaciones farmaceúticas, agroquímicas, industriales, partidos políticos, bancos, especuladores y actualmente Google Academies Inc. que vendría a ser el actor predominante en lo que concierne a alquilar «Estudios científicos» a medida y elección del cliente.

Ya en los 80s comienzan las primeras leyes de violencia doméstica, sublimando la presunción de inocencia los varones, engrosando el aparato orwelliano de intervención en las familias vía SS (Servicios Sociales) y destinando los primeros millones de fondos públicos a esta nueva mafia.

En los 90s la ONU capitaliza la causa, que es el devenir común a todas las grandes ideas de la oligarquía global en pos de su meta de gobierno global.

Y así llegamos a la actualidad, donde el conjunto de los medios hegemónicos de todas las tendencias editoriales promueven la propaganda de los nazis de género (completamente carente de pruebas y de sobra refutada), con la próspera industria de las ONGs «auxiliares» de la Justicia, con la separación estatal de padres e hijos, con la eugenesia castradora, con el adoctrinamiento escolar para desnaturalizar a las personas, con la censura a LolitaCarmenEl Principito y demás obras clásicas que nos recuerdan algo de ese pasado ilustrado que por todos los medios debemos eliminar, con la fragmentación social que enfrenta a hombres y mujeres y blinda a los canallas que nos oprimen por igual, con la promoción estatal del aborto en países del tercer mundo, con la persecución a enemigos públicos como Assange a través de la Inquisición feminista, con el linchamiento público y las cárceles llenas de anónimos inocentes…

Un panorama general que nos muestra que la segregación de género ya está consagrada en nuestras sociedades, y es un fenómeno objetivamente homólogo de la trágica segregación racial que impusieron los mismos Imperios que ahora imponen esta bazofia.

Sólo contando a Soros, la ONU y el BID, en 2018 circularon más de 400 millones de dólares para promocionar el feminismo en Argentina.

Más las explícitas directrices del FMI y el G20 a Macri sobre este tema. El de Macri, fiel a su naturaleza virreinal de súbdito a los poderes internacionales, ha sido objetivamente el más feminista de todos los gobiernos latinoamericanos hasta el presente. Con la mitad de su gabinete fichado por Soros, no sólo intentó estatizar el aborto (en un país donde está despenalizado de facto, que es lo importante), también creo el Instituto Nacional de la Mujer con dispendiosas partidas presupuestarias.

Está financiando en este mismo momento una campaña de propaganda que afirma que una de cada dos mujeres fue abusada el año pasado y se niegan, por supuesto, a publicar el estudio.

Lanzó en Buenos Aires un paquete de leyes represivas basadas en el género, incluyendo prohibir a los limpiavidrios porque supuestamente afectan a la sensibilidad de las conductoras y encarcelar a las prostitutas que publiciten sus servicios.

Quitó los índices de homicidios por sexo de las webs oficiales porque el 90% de las víctimas son varones; consagró con la «ESI» el adoctrinamiento obligatorio en las escuelas; generó cupos de facto para mujeres y travestis en todas las principales instituciones nacionales; aumentó el número de cámaras en los subterráneos, plazas y espacios públicos con la misma coartada; y dará el golpe final el año próximo, convirtiendo en ley suprema al Apartheid de Género con su proyecto de reforma al Código Penal.

Cualquier delito cometido por un hombre recibirá penas más altas que el mismo delito cometido por una mujer, con menores requisitos probatorios que se traducen en abolir las paupérrimas garantías que tienen hoy los varones. También será agravante para la pena de todo delito que sea cometido contra una mujer, explicitando su condición de ciudadanas de primera en relación a los parias con pene.

Todo esto que ya ocurre de facto pasará a ser la norma universal de la que ningún Juez podrá escapar. Es la avanzada totalitaria más agresiva de la Argentina, superando con creces por la cantidad de los damnificados a la última dictadura militar, que también desaparecía, encarcelaba y mataba gente sin mediar un juicio justo.

Gracias al gobierno de las bases militares estadounidenses y el espionaje conjunto con Israel. Nunca lo olviden.

P: Hoy en los medios argentinos sólo se habla del #MeToo y las denuncias de acoso, abuso y violación.

R: Es el ejercicio más patético de manipulación que he visto en mi vida, una serie de actrices… ¡ACTRICES! que afirman haber sido ultrajadas sin pruebas de ningún tipo y hace seis, diez o veinte años se están convirtiendo en la referencia intelectual o moral de este país en ruinas.

Ya no quedan ni siquiera diferencias de forma entre los noticieros y los programas de farándula, unidos todos al calor de la plata del BID, bien repartida por este infame gobierno de oligarcas prebendarios. Todos los diarios hablan de esto mientras la mitad de la población sufre la pobreza y estamos al borde de la quiebra.

Todas las pantallas muestran la línea 144 en simultáneo a las grotescas mentiras y piruetas retóricas de las actrices mercenarias, incentivando a las espectadoras a que denuncien sin ton ni son, al mejor estilo guerracivilista de «mato al vecino que me cae mal con la excusa de…», como en aquel célebre cuento de Unamuno.

Por M. Jeansen

P: Llamaste a crear un Movimiento Civil de Resistencia.

R: Es ahora o nunca. A nivel global comenzamos a observar, una tras otra, derrotas de la corrección política, Religión de Estado de los globalistas. Una marcada mayoría se opone al dogma en cuestión y por esa razón y no otra, después del rechazo al aborto, se está llevando a cabo esta Cruzada totalitaria.

Es la última batalla, es la decisiva, y si los disidentes no la enfrentamos unidos, nos pasarán por encima. Tenemos que crear un movimiento organizado para resistir la tiranía: Hombres y mujeres, liberales y nacionalistas, conservadores y marxistas ortodoxos, apolíticos e indignados.

Empezar a utilizar el derecho de admisión contra la secta del pañuelo verde, dejar de contratar, comerciar y tratar y por sobre todas las cosas, intimar con feministas. Boicot a las líneas de falsas denuncias, manifestaciones en apoyo a los presos inocentes, conectarlos con abogados, contramarcha a Ni Una Menos, escrachar a los escrachadores, despegar panfletos, incentivar a todos los que no se atreven a interpelar el discurso único para que lo hagan y así, sólo así, podremos comenzar a torcer nuestro siniestro destino.

Están en juego nuestros derechos fundamentales. La Dictadura de Género es un capricho de las élites vitoreada por minorías histéricas, por más dinero que tengan, son pocos contra muchos.

No me cabe duda de que a través de la desobediencia civil activa y organizada podemos arrasar con esto. La lucha es a todo o nada. Podemos ganarla, pero el tiempo apremia. Hay que comenzar YA. Repito: ¡Es ahora o nunca!