- Andrés Cano
- Centro de Investigación sobre la Globalización
“Estados Unidos es el paradigma del liberticidio y Facebook su panóptico mundial”
Nicolás Morás es un conferencista argentino, polemista y analista internacional de referencia en temas relativos a libertades civiles. Fue Investigador del C4SS y CENHUM. Su activismo por los derechos humanos le ha valido el Cobden Prize en 2014, y en 2017 una mención de honor de la Université Populaire de Caén.
Andrés Cano: ¿El escándalo de Cambridge Analytica conducirá a fortalecer la regulación de empresas como Facebook y Google?
Nicolás Moras: No. Esa suposición es de una ingenuidad suprema. Primero porque está más que demostrado que las leyes anti-trust vigentes, por ejemplo las de la Unión Europea, sólo implicaron multas insignificantes si se las compara con la facturación de tales conglomerados.
Nada induce a pensar que nuevas leyes o regulaciones protegerán efectivamente la privacidad de los usuarios, todo lo contrario.
Si los titanes digitales (Facebook, Google, Amazon, Microsoft y Apple) adquirieron la dimensión que tienen actualmente no fué por otra razón que la de servir como instrumentos de vigilancia masiva.
En Junio se cumplirán cinco años de que Edward Snowden revelara la operativa de la NSA, demostrando que dichas empresas operan como filiales del gobierno federal estadounidense y constituyen la base de datos más grande la historia: Cada búsqueda, cada conversación, cada compra, la ubicación geográfica precisa a cada momento de cada usuario, sus hábitos e intereses, les permiten una nivel de conocimiento al punto de predecir el comportamiento individual de dos mil millones de personas.
Vivimos inmersos en siniestras sociedades de control que superaron con creces las profecías de Orwell sobre la Tele-Pantalla (Que ahora tiene tamaño de bolsillo y pagamos por ella) y los augurios de Negri sobre el paso de sociedades disciplinarias a sociedades de control
Desde entonces lejos de decrecer, la influencia y concentración de poder por parte de estos holdings se sigue multiplicando exponencialmente, al punto que valdría la pena comenzar a pensarlos como futuros gobiernos transnacionales.
Mientras tanto, Estados Unidos pedirá una declaración jurada de Redes Sociales para quienes soliciten la visa. Faltan tres días para que se fusionen los pasaportes biométricos con las cuentas de Whatsapp, que es Facebook, que es el panóptico mundial.
Andrés Cano: Entonces se estaría reforzando ese rol de las compañías de internet como auxiliares del poderío estadounidense…
Nicolás Moras: Insisto, están adquiriendo un enorme grado de poder político propio. Son imprescindibles para mantener la hegemonía político-militar estadounidense hoy en día, pero no me extrañaría que de aquí a pocos años estas corporaciones se coloquen en posición ya no de auxiliar, sino de dirigir los designios de la política del Imperio.
Facebook estuvo muy cerca de lograrlo operando deliberadamente a favor de Hillary Clinton en las elecciones presidenciales del 2016.
Es una gran paradoja que ahora esa misma prensa hegemónica que defendía (y defiende) en bloque a la candidata del Military Complex ahora juzgue a Facebook por servir en menor medida, y en forma tercerizada, a la campaña de Trump.
Andrés Cano: ¿Por qué los medios tradicionales riñen con estos grupos?
Nicolás Moras: Espíritu gremial. Las cadenas de televisión privadas y en mayor medida los grandes periódicos no se pueden permitir perder su rol como voceros del régimen, como constructores de hegemonía.
En el caso de los periódicos ¡Es lo único que les queda!
Cada vez menos lectores, su credibilidad cae en picada, las pérdidas se multiplican.
Sin el patrocinio político, muchas veces traducido en ingentes cantidades de dinero extirpado a los contribuyentes e inyectado de maneras más o menos sutiles a los editores, el periodismo clásico quiebra definitivamente.
Desde Wikipedia a Twitter pasando por los blogs, son muchas las maneras por las cuales la web está desplazando a la industria mediática como propagadora de basura des-informativa.
Por supuesto la versión políticamente correcta es “La web convierte a la gente común en creadora de contenido, multiplica la pluralidad de voces, bla bla bla” pero en efecto la web perdió ese magnífica tendencia descentralizadora hace más de una década para caer en lo que tratamos en un principio, no sin incorporar alarmantes mecanismos de censura contra cualquiera que discuta los becerros de oro del establishment, llámese feminismo autoritario, sionismo o por supuesto, la configuración del modelo hiper-vigilante mundial.
Tampoco sobra aclarar que los titanes digitales terminarán comiéndose a esta prensa tan corrupta como ellos que se resiente de su competencia. Bezos, el dueño de Amazon, ya se compró el Washington Post para usarlo como llavero.
Andrés Cano: Usted afirmó recientemente en una entrevista que concedió a la Revista Geopolítica que “La Prensa Occidental es un aparato propagandístico”. ¿En qué sostiene esa afirmación?
Nicolás Moras: También dije que simula pluralidad de voces, fundamental en los tiempos que corren.
No es ninguna novedad que la prensa actúe como formador de consciencias satisfechas con el régimen de turno, imponiendo mentiras disfrazadas de verdad absoluta periodística, que al igual que las verdades absolutas científicas, son una contradicción en términos que delata una deliberada renuncia al sentido crítico, a la revisión permanente, que requieren tanto el periodismo como la ciencia para cumplir su deber.
Ahora el servilismo académico y periodístico a los intereses del poder no se disimula en lo más mínimo, es una exposición ya obscena.
Como nítidos ejemplos del servilismo periodístico, que hay miles y cada día, le citaré dos bien recientes:
- Campaña Anti-Bitcoin. Diarios insignes pretendidamente de izquierda y pretendidamente de derecha a lo largo de todo el mundo publicando que el Bitcoin es una burbuja, que Wall Street anuncia la caída del Bitcoin, que JP Morgan amenaza a los tenedores de Bitcoin con la ruina, que los gobiernos deben regular Bitcoin, que finalmente los gobiernos regularán Bitcoin, y en un súmmum del amarillismo tragicómico llegaron a difundir titulares como “Bitcoin incrementa divorcios” y “La Fiebre del Bitcoin dificulta la investigación en el Espacio Exterior y la lucha contra el Cáncer”, literalmente.
- Una operación de boicot a la orden de los lobbys alérgicos al anonimato y carácter anti-inflacionario de una moneda más dura que el fiduciario dólar estadounidense y por supuesto, todas las demás monedas respaldadas en éste.
- Campaña Anti-Putin. Los mismos pasquines insignes bombardeando periódicamente, día tras día, tres o cuatro veces al día, en cada portada, ya sea El New York Times o la BBC, El País o La Nación de Argentina, diferentes conspiraciones que acusan a Putin de instigar todo aquello que desprestigia a sus propias líneas editoriales y les resta credibilidad, todo aquello que los señores no pudieron prever o contra lo que combatieron activamente: La victoria de Trump, el Brexit, el ascenso de Le Pen, el declive del apoyo popular a la Unión Europea, el auge paroxístico del nacionalismo catalán.
¿Pruebas? Absolutamente ninguna. Pero compran y revenden el mismo pescado podrido al mayoreo.
Putin definitivamente no es un santo, pero tampoco es omnipotente y omnipresente, y sin duda poco tendrá que ver el Kremlin en que fracasen dramáticamente ciertos esquemas que atentan contra el sentido común y se le impusieron verticalmente a la población occidental sin ningún consentimiento.
Respecto a la corrupción académica, creo que tenemos aún más ejemplos.
Conectando con la cuestión digital, hace poco salió a la luz un espectacular informe “Google Academic Influence in Europe” donde se demuestra como Alphabet, el conglomerado dueño de Google, Youtube, Android, etcétera, repartió decenas de millones de dólares a Universidad y Think Tanks de primera línea para convertirlos en agentes propagandísticos, al punto incluso de crear desde cero entidades como el Instituto Von Humboldt en Alemania.
Andrés Cano: ¿Cree que hay forma de que la tecnología se ponga al servicio de la humanidad?
Nicolás Moras: Sí, por supuesto. Cuando la tecnología nacía de experimentaciones autodidactas, o bien de emprendimientos privados honestos o comunitarios, siempre sirvió a los intereses de las mayorías.
El problema es que eso ya no sucede en un mundo cada vez más regulado, y por supuesto, regulado al servicio de los grupos de presión que compran las leyes a medida.
Un primer gran paso para dirigirse a un horizonte más justo sería cumplir con aquello que ya demandaban los auténticos liberales decimonónicos como Lysander Spooner y Benjamin Tucker: Abolir las patentes, eliminar la propiedad intelectual, que es la antítesis de la propiedad privada legítima.
La propiedad intelectual es un robo que consiste en expropiar conocimiento universal y privar al resto de la humanidad de su utilización.
Es una renta espuria, una traba para el progreso, un artilugio criminal plenamente dependiente de la complicidad tiránica de los gobiernos afines.
Las multinacionales más dañinas, desde los titanes digitales a Monsanto, pasando por las farmacéuticas, se sostienen inequívocamente en los monopolios de las patentes.
TLC, Proteccionismo, Mercantilismo
Andrés Cano: ¿Por qué piensa que los Tratados de Libre Comercio son antagónicos a sus supuestos objetivos?
Nicolás Moras: Los acuerdos de “libre comercio” entablados entre gobiernos son per sé una aberración y un oxímoron, tal como señalaba Pareto a principios de siglo pasado.
Si adherimos al libre cambio, precisamente renunciamos a restringir a la gente con quién comerciar.
Pero esa selectividad, siempre perniciosa, siempre al servicio de los intereses del negociador más fuerte, no sólo es una evolución del mercantilismo que evoca al comercio vertical entre colonias y metrópolis del Siglo XVIII, es también una vía para forzar a países emergentes a aceptar monopolios de propiedad intelectual como el Agreement on Trade Related Aspects of Intelectuall Property que la OMC impone para dar visto bueno a cualquier Tratado.
Definitivamente los TLCs son otro instrumento orwelliano de tergiversación, a través del cual los gobiernos, en especial los de potencias, implementan ingeniería económica y fomentan mercados cautivos.
Andrés Cano: Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca ¿Se impuso un clima de retorno al proteccionismo?
Nicolás Moras: Hasta cierto punto. Estados Unidos siempre tuvo una política sumamente proteccionista para promover a su industria, que es ineficiente e incompetente, y padece de de una dependencia insana de los conflictos bélicos como estímulo económico indispensable.
Desde la Guerra de Secesión, cuyo móvil real era imponerle los productos de los Estados del Norte a los Estados del Sur y suprimir la libre importación.
Trump quizás está encarando esta política con mayor vehemencia, como todo lo que hace Trump, pero al fin y al cabo no es ningún cambio estructural.
Sería más que interesante que sirva como disparador para fomentar una auténtica apertura comercial horizontal entre los países del Tercer Mundo, yo avalaría una liberación total de aranceles salvo para productos estadounidenses, que convendría prohibir taxativamente.
Lo cierto es que difícilmente esto suceda.
Andrés Cano: ¿Es lo mismo capitalismo que libre mercado?
Nicolás Moras: No, claro que no. En primera instancia deberíamos definir Capitalismo. Para mí el capitalismo es un sistema socio-económico donde la acumulación de poder va de la mano de la concentración del capital.
En ese sentido, nos encontramos con la antítesis de la libre competencia, que es posible solamente cuando no existen privilegios, los garantes de la concentración de capital.
Los privilegios, llámense patentes, subsidios, licencias, impuestos regresivos o regulaciones draconianas que impiden el surgimiento de nuevos actores, alteran totalmente el funcionamiento del mercado, envilecen la producción económica y castigan invariablemente al consumidor, que se convierte en mayor o menor medida en un esclavo de las oligarquías por partida doble:
Esclavo porque comprará productos de peor calidad y peor precio y esclavo porque sus posibilidades reales de independizarse algún día, de conquistar cierta autonomía y dejar de ser empleado, se reducen drásticamente.
Tampoco podemos plantearnos nada similar a un mercado mínimamente sano en un milenio donde la producción de dinero por parte de los Bancos Centrales se funda en deuda y “confianza”.
Deuda externa, bancarización (por ende fiscalización) de las economías domésticas, burbujas de crédito, inflación global, son consecuencias caóticas de la esquizofrenia monetaria que nos mantienen permanentemente al borde de la hecatombe y caracteriza al sistema entero como una ficción.
Basta con que todos los clientes de los bancos quieran efectivizar el diez por ciento de sus depósitos el mismo día para que estalle esta estafa descomunal y se enfrenten a la dramática realidad de que su dinero no existe.
Luego está la discursión semántica de “Capitalismo de Laissez Faire” contra “Capitalismo real”. Pero en efecto el capitalismo que existe no tiene absolutamente nada de mercado libre, más que la retórica.
Al respecto brundé una conferencia años atrás que se titulaba “Estado vs. Mercado: Quién Produce la Desigualdad”.
Andrés Cano: ¿A qué conducirá la espiral de endeudamiento?
Nicolás Moras: Al caos. La de 2008 fue una crisis de burbuja crediticia, que no alcanzó solución alguna y por el contrario, sus consecuencias se matizaron continuando con la espiral de crédito, por ejemplo los de Alemania para con el resto de los países de la Unión Europea, acompañada por la consiguiente pérdida de soberanía.
Cual verso de Lope de Vega, “tomar veneno por licor suave”.
Para que lo tengas en cuenta, la Deuda total, urbe et orbi, estatal y privada, triplica al PBI del mundo entero. ¿Cuánto crees que puede durar este chiste de mal gusto?
Hacia la segunda Guerra Fría
Andrés Cano: Sobre el Caso Skripal ¿Qué hay detrás de la escalada de hostilidad hacia Rusia?
Nicolás Moras: La deliberada obstinación de expiar las responsabilidades vernáculas en un enemigo exterior. Lo mismo que comentábamos en un principio, pero aplicado a los gobiernos directamente.
Lo de Skripal es una desprolijidad brutal, que demuestra el nerviosismo, las ansias por encontrar nuevas vetas de conflicto con Rusia.
Dicho sea de paso qué mejor prueba de que May y Trump no son ni remotamente títeres del Kremlin, por el contrario, si lo son de las respectivas aristocracias políticas que tienen por tradición enfrentarse a él.
Predomina una latente inestabilidad entre las élites estadounidense y europeas, y como siempre, intentarán las mismas soluciones de siempre: Agresivas.
El punto es que están omitiendo que la inconformidad creciente de las masas está muy bien identificada hacia las castas políticas, los lobbys que las comandan, la nueva moral inquisidora de la corrección política que pretneden imponer, y su aparato propagandístico privado.
Entonces ya no tendrá tanta efectividad culpar a Putin, a los inmigrantes, o al Terrorismo Islámico que está más que probado que financiaron y estimularon desde el comienzo las mismas potencias occidentales.
Andrés Cano: Ve una tensión no resuelta entre Trump y la OTAN?
Nicolás Moras: Veo un típico acting de Campaña que la realidad está refutando. La OTAN está actuando monolíticamente contra Rusia. Trump no puede y me parece que tampoco quiere impedirlo.
Andrés Cano: ¿Siria es un fracaso para del imperialismo estadounidense?
Nicolás Moras: Siria es un genocidio, un crimen de lesa humanidad que espero que como tal sea tratado por la Historia.
Es el último eslabón de la estrategia de liquidar a los gobiernos laicos en países musulmanes para desestabilizar y generar guerra permanente.
En Siria se terminó de revelar que Isis, la continuación de Al Qaeda, es igualmente una guerrilla de probeta del Pentágono, no sólo permitida sino que deliberadamente incentivada por la CIA tal como revelan las filtraciones de Wikileaks al respecto.
Por sobre todo la intervención rusa en el conflicto, pero también en menor medida la victoria del candidato menos belicista, que mal que nos pese es Trump, son dos factores que aminoraron un poco la dramática escalada.
Sí es inquietante que Trump mantenga la retórica anti-iraní, que en el caso de Clinton probablemente ya se hubiese traducido en un intento de invasión.
Andrés Cano: Ya decía usted en una columna del 2016 titulada Transgrediendo Fronteras que Estados Unidos nunca llevó a la práctica su propio discurso de libertades
Nicolás Moras: Estados Unidos fue y es el paradigma del liberticio absoluto y también máximo exponente de la hipocresía más abyecta. Es una sociedad policial- totalitaria, cuya génesis se remonta a una revuelta de puritanos tenedores de esclavos con vocación permanente de expansión.
Más de tres cuartos de historia en guerra contra otros países
Hoy los encontramos a la vanguardia de cuanta legislación distópica se te ocurra, con uno de cada tres presos del mundo en sus cárceles, cárceles construídas por concesionarios que financian a su vez carreras judiciales y campañas de legisladores para alimentar dicho circuito compulsivo.
Fiscales abusando de la práctica tiránica, pre-democrática, de forzar declaraciones de culpabilidad a gente incapaz de costearse una defensa digna bajo la amenaza de sentencias draconianas.
Racismo instituído, penúltimo país en abolir la esclavitud, penúltimo país en abolir el Apartheid, líder de la historia universal en Operación de Falsa Bandera, Campos de Concentración para ciudadanos de origen étnico japonés, Eugenesia (leáse expirimento Tuskegee), último país occidental en abolir las leyes contra la sodomía, la lista es interminable, un sesgo brutal contra los negros plenamente vigente entre cuerpos policiales asesinos y jurados que envían inocentes a la Silla Eléctrica en forma sistemática.
No existe aberración inhumana que los estadounidenses no hayan practicado y perfeccionado dentro de sus fronteras, y en honor a la brevedad omito repasar todas aquellas que extendieron a sangre y fuego por el resto del planeta.
América Latina: La restauración conservadora en crisis
Andrés Cano: Kuczynski renuncia a la presidencia envuelto en casos de corrupción, la derecha corre severos riesgos de perder las elecciones en Brasil y la popularidad de Macri cae en Argentina. ¿Estamos asistiendo al fin de la restauración neo-liberal?
Nicolás Moras: La Restauración Conservadora, como tú la llamas, posiblemente sea un paréntesis menor en la historia por la sencilla razón de que sus hombres clave no parecen estar a la altura de las circunstancias, y claro está que carecen de un apoyo incondicional del Washington como se estilaba en otros tiempos.
Cuidado, no significa que se haya discontinuado el paternalismo ni mucho menos, sino que Macri, Temer y Kuczynski podrían considerarse socios muy menores, muy devaluados, para nada imprescindibles.
El caso es que no habrá regreso del esplendor bolivariano tampoco, así que la situación es difusa.
Andrés Cano: Bien podrían surgir nuevos espacios para disputarles el poder
Nicolás Moras: No lo descarto, claro. Pero por el momento son meras conjeturas. En Europa, ante una izquierda absolutamente corrompida que demostró ser parte orgánica del statu quo, que agoniza enferma del cáncer de la corrección política que el sistema adoptó como Religión de Estado, desgraciadamente la derecha nacionalista euro-escéptica está capitalizando la indignación colectiva.
En América Latina, salvo por López Obrador en un México harto de PRI, no hay ninguna plataforma que capitalice la disconformidad con los gobiernos actuales y sus predecesores.
Andrés Cano: Su país, Argentina, encabeza el ranking mundial de endeudamiento ¿Cree que se encamina una crisis de Default como la del 2001?
Nicolás Moras: Sí. El camino es gradual pero inexorable.
La oligarquía prebendaría que encabeza Macri no ha reducido el colosal gasto público argentino, se ha concedido indulgentemente el capricho nerónico de subir los impuestos más altos del continente y aún así sigue tomando deuda compulsivamente. “Después de mí, el diluvio”.
Es objetivamente imposible que se esquive un final trágico para esta historia.
Liberales eran los de antes
Andrés Cano: Para sorpresa de muchos, usted sigue definiéndose como “liberal” pese a que los think tanks liberales le tienen tirria. ¿Qué significado le asigna al término?
Nicolás Moras: Ellos no son liberales, yo sí. Mantendré inclaudicable la guerra justa por el uso veraz del lenguaje, porque de otro modo triunfará la neo-lengua orwelliana con todo lo que ello implica.
El liberalismo es la cosmovisión filosófica que tiene por máximo valor moral la libertad del individuo en todos los ámbitos: Económico, intelectual, erótico, sindical, artístico, etcétera, al tiempo que proclama a todos los individuos igualmente merecedores de aquellos derechos.
Por extensión, el liberal consecuente apunta a la desconcentración máxima del poder, con el objetivo final de eliminarlo, y tiene como mayor enemigo al Imperio, maquinaria depredadora y liberticida por excelencia, faceta superior del Leviatán “común”.
Buena parte de la derecha más opuesta a aquellas libertades ha profanado el término para disfrazar su condición reaccionaria, repelente.
Andrés Cano: ¿Cuándo y por qué comienza esa “profanación”?
Nicolás Moras: El origen del pseudo liberalismo como tal se remonta casi al mismo nacimiento del liberalismo.
Lejos de los desvaríos auto-exculpatorios de quienes justifican a sus ídolos por “contexto histórico”, el que estudia encontrará que existieron simultáneamente liberales decentes, consecuentes, a la vanguardia de la historia y sacrificándose por la causa con payasos, oportunistas y delincuentes que se infiltraron en aquellas luchas por diferentes intereses mezquinos.
Un ejemplo ad-hoc al inherente anti-liberalismo norteamericano:
En la Revolución Americana pelearon codo a codo Thomas Paine, abolicionista, lúcido intelectual revolucionario con el autócrata esclavista Thomas Jefferson, ambos profesando el mismo discurso libertario.
Pocos años después de la gesta a Paine le tocó huir del país que contribuyó a fundar perseguido por la turba puritana a causa de publicar su ensayo La Edad de La Razón, y a Jefferson en cambio se le premió con la presidencia de tan innoble nación.
Andrés Cano: ¿Cree que hay chances de que se renueve ese espíritu revolucionario?
Nicolás Moras: A ese fin aboca mi esfuerzo y energía desde hace una década.
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